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miércoles, 19 de noviembre de 2014

La Cruzada palestina.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), siguiendo el ejemplo de Suecia, Francia, Irlanda y Gran Bretaña, ha presentado también, para su tramitación en el Congreso de los Diputados, una Proposición No de Ley en la que insta al gobierno de la nación a reconocer al Estado Palestino y contribuir así, en aplicación de los Acuerdos de Oslo, a una paz justa, duradera y global en la región. Los socialistas españoles, en consonancia con sus colegas europeos, creen que, si fuerzan a las partes para que inicien un diálogo fructífero, se resolverá de una vez para siempre la violencia en Oriente Medio. Los Grupos parlamentarios que han apoyado la moción socialista – toda la oposición y también el Grupo Popular, el Partido del Gobierno - están convencidos de que el Proceso de Paz iniciado en Madrid en octubre de 1991 está agotado, y culpan al Estado de Israel de generar un sentimiento de frustración que el desastre humanitario, de una magnitud sin precedentes, provocado por la ofensiva militar israelí contra la población de Gaza, el pasado verano, fue la gota que colmó la paciencia de una Comunidad Internacional indignada ante las continuas violaciones del Derecho Internacional por parte de Israel. A España, que ya ha dado pasos significativos en ese sentido desde 2011, como promotor e impulsor de la aceptación de Palestina como Estado miembro de la UNESCO y de la concesión del estatuto de Estado Observador en Naciones Unidas, se le pide que, aprovechando su condición de miembro no permanente del Consejo de Seguridad, se ponga a la cabeza de una locomotora que ya ha partido de la estación a ritmo moderado pero constante, y que avanza imparable y a velocidad frenética hacia la última estación, sin paradas intermedias.

jueves, 13 de noviembre de 2014

La Noche más larga

No hay nada peor que perder la memoria para tropezar de nuevo en la misma piedra. Y desde que el mundo es mundo, al menos desde el instante en el que, según la Tradición, Dios decidió elegir a un puñado de hombres para que guiasen a toda la Humanidad a hacer de este mundo un lugar de paz y moralidad, digna morada de Dios en la Tierra, la ponzoña del antijudaísmo está instalada, con más o menos fortuna, en los corazones del resto de una Humanidad que no entendió a lo largo de su dilatada Historia que lo de Pueblo Elegido no era una patente de corso otorgada por las Alturas para esclavizar al resto de naciones, sino una metáfora para explicar la forma en la que Dios se introduce en el mundo a través de un intermediario que ha conservado con pasmosa fidelidad y lealtad a sus antepasados el mensaje profético, transmitiéndolo a toda la Humanidad. Este pueblo excepcional, llamado a ser una luz para las naciones, que ha fundamentado el concepto de dignidad humana y que se rige por un código ético y de conducta lo suficientemente estricto y cohesionado como para haberle permitido sobrevivir en entornos hostiles, se ha destacado por una creatividad y riqueza intelectual tan admirada como envidiada.  Un paria entre las naciones al que el sambenito de parásito cuajó tanto en el subconsciente colectivo que cuando se decidió fumigarlo nadie reparó en el posible sufrimiento de la víctima. La inmunidad ante el dolor del peligroso enemigo traidor, de esa lacra social extendida como un tumor cancerígeno, del subhumano, en definitiva, era tal…, que la única preocupación de la culta, refinada  y civilizada sociedad europea terminó siendo cómo mejorar el procedimiento de su aniquilación para que fuera limpio, rápido, inodoro y eficaz.

miércoles, 12 de noviembre de 2014

La noche de los Cristales Rotos: el comienzo de la pesadilla.

En la noche del 9 al 10 de noviembre de 1938, hace ahora 75 años, se producían una serie de acontecimientos contra los judíos en la Alemania Nazi, en Austria y en los Sudetes, que marcan oficialmente el comienzo de la Shoah. Una oleada de progroms dirigidos desde el poder por el Secretario de Propaganda nazi, Joseph Goebbels, dejaba un rastro de 1.700 sinagogas destruidas, más de 7.000 comercios, cementerios, escuelas y hogares judíos arrasados y saqueados, cientos de judíos asesinados y otros tantos suicidios ante la ola de terror desatada. Libros quemados en piras al aire libre y ante la mirada exultante y enloquecida de la población civil, observadores y perpetradores pasivos con igual grado de responsabilidad y total impunidad. 30.000 judíos capturados en lo que fuera la primera cacería humana y enviados a los Campos de Concentración de Buchenwald y Sachsenhaussen. Comienza la identificación con nombre y de judío en los pasaportes. La política nazi de pasos, ha subido un escalón.