jueves, 17 de noviembre de 2016

El virus mutante


A mitad de camino entre Amberes y Bruselas, en el corazón de la región de Flandes, en pleno centro del país, se encuentra la ciudad  de Mechelen (Malinas). En este asentamiento humano, arteria de comunicación estratégica cuyos orígenes se remontan al 500 A.E.C., apenas vivían 60.000 personas durante la Segunda Guerra Mundial. Precisamente por su buena conexión fluvial y ferroviaria con el resto de Europa Central y Oriental, los nazis no encontraron un lugar mejor para centralizar la deportación de judíos belgas a los campos de exterminio situados en el Este, lejos de la mirada indiscreta de la prensa y la anestesiada opinión pública europea: los antiguos cuarteles militares del casco histórico de la Ciudad Vieja.

lunes, 27 de julio de 2015

La gran ovación de la vergüenza.

Poder nuclear, retirada de sanciones, levantamiento del embargo de armas, visto bueno al Programa balístico y de misiles, ningún control ni inspección sin previo consentimiento y una inyección de 140.000 millones de dólares a cambio de una mera declaración de intenciones para acabar con la guerra en Siria. Hay que ser masoquista o muy ingenuo para creer que aquel que brama despavorido por las calles de todo el mundo inofensivas consignas de “muerte a América” y quema tus banderas en un ejercicio de odio colectivo y rabia desatada contra Occidente en general, e Israel en particular, y que dedica pingües esfuerzos en financiar y exportar el terrorismo internacional, se vaya a conformar ahora con menos. Tras más de una década de negociaciones y de jugar al escondite con la legalidad internacional, el régimen teocrático de Irán ha sido gratamente recompensado. Para rematar la faena, lo único que le falta, en esta gran ovación de la vergüenza, es que el próximo noviembre el Comité noruego conceda el Nobel de la Paz al ministro de Exteriores Mohammad Javad Zarif, al presidente Hassan Rouhani o al propio Jatamí. Ya puestos a excentricidades múltiples, en este mundo que ya prácticamente no sorprende a casi nadie, que se lo den a los tres. No hay razón para no hacerlo: personajes de la talla de Ralph Bunche, los artífices del Pacto Briand-Kellogg, Henry A. Kissinger o el propio Yasser Arafat, cuyas manos no precisamente estaban rojas por trabajar la tierra, han ostentado el honor de estar entre esta élite que contribuye a la fraternidad entre las naciones, trabaja activamente por la reducción o supresión de ejércitos, o promueve la paz y los derechos humanos. El mismo Obama, tras recibirlo en 2009, se ha dedicado a hacerse el sueco, quizá porque es el único Premio de la saga de los Nobel que se entrega en Oslo y no en Estocolmo.

            “La destrucción de Israel es una prioridad para el mundo musulmán”, ha declarado el propio líder espiritual de los iraníes, el ayatola Alí Jatamí apenas dos días antes de la firma del Acuerdo en Viena, curiosamente en el mismo hotel situado en la Plaza que lleva el nombre del fundador del sionismo - Theodor Herlz – y en el que Hitler se alojó tras anexionarse Austria en 1938. Ese mundo más esperanzador que se vislumbra, en palabras del Presidente norteamericano Barak Obama, es el mismo que probablemente anhelaba también el premier británico Chamberlain y sus colegas liberales cuando cedieron al chantaje de un Hitler que no escondía sus planes expansionistas y genocidas. Como tampoco lo ocultan los herederos del mesiánico Jomeini que hoy se divierten simulando matar judíos y destruir el único Estado democrático de la región a través de sofisticados videojuegos accesibles desde cualquier teléfono móvil. Eficaz propaganda de entrenamiento virtual y anestesia de voluntades mientras los Comandos especiales de Al Quds, las fuerzas de élite de la Guardia Revolucionaria Islámica, a las órdenes del santón de turno, extienden su idea distorsionada de la revolución y el martirio mediante el terror por los cinco continentes, operan desde bases consolidadas en más de 30 países, y son el principal elemento desestabilizador en América Latina y Oriente Medio. El ingenio antisemita de estos iluminados es un vicio, como antaño lo fue para esas bestias nazis,  a las que los poderes occidentales también apaciguaron mientras creyeron que no interferirían en sus asuntos geoestratégicos, puesto que ayer, como hoy, la caza del judío no era asunto que preocupara mucho en las Cancillerías del mundo entero. La similitud entre aquellos acontecimientos ocurridos hace 77 años y las consecuencias que se pueden derivar en la actualidad y en un futuro no tan lejano de este Acuerdo, firmado el 14 de julio de 2015 entre Estados Unidos e Irán con la connivencia del resto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas más Alemania haciendo de consejeros del diablo, no es sólo la casualidad que nos muestran los archivos fotográficos de unos personajes de antaño y de ahora retratados en el mismo lugar y con las mismas poses, sino la del mismo error histórico que la política de apaciguamiento acaba de volver a cometer.

            Factores económicos y diferencias en la percepción de las amenazas explican en parte la prisa por cerrar un capítulo incómodo para una Comunidad Internacional colapsada económicamente, que padece un serio déficit energético, con ganas de devolver a la superficie el contenido de unas relaciones que nunca se cortaron  a pesar de las sanciones, y que, además de proporcionar cuantiosos beneficios a la industria de materiales y bienes de equipo de doble uso, es un factor de distorsión en sus relaciones con una comunidad musulmana – de origen o por conversión- fuertemente ideologizada, furibundamente anti-israelí, sesgada internamente, con dificultades para integrarse y acatar las normas de convivencia de las sociedades occidentales de acogida, cada vez más radicalizada y que no esconde su propia agenda de cambio de rumbo para Europa y el mundo. Imprudentemente apoyados por una sociedad civil que lleva al limite del paroxismo esa mentalidad progresista de autismo, tolerancia y comprensión hacia regímenes y credos totalitarios y violadores de los más elementales derechos humanos mientras reniega de sus raíces judeo-cristianas, la tragedia para el mundo libre es que los lobbies árabe e iraní se han instalado en las Administraciones de las Organizaciones Internacionales, de Estados Unidos, de América Latina y de Europa entera como un caballo de Troya en forma de asesores, empresarios, académicos, clérigos, formadores de opinión pública o incluso gestores de la cosa pública. Todo ello revestido de un tufo pro-palestino que esconde, en realidad, odio y prejuicio anti-judío. La existencia misma de la entidad sionista y su colapso es la razón de ser de cualquier régimen islámico, ya sea éste de la cuerda moderada pro-occidental, o radical y extremista. Occidente, que aún no ha digerido la idea de que los judíos sean responsables de su propia Seguridad y destino, ha optado por cambiar el equilibrio entre el progreso y la tradición que representa Israel y su propio legado histórico-cultural por un medievalismo psicópata idealizado por una visión hollywoodiense de paisajes, turbantes y jaimas. 

Los israelíes siempre han dicho que un mal Acuerdo es peligroso, y aunque la sintonía con el primer ministro Benjamín Netanyahu no es precisamente excelente, puede que, al final, los líderes de Occidente, mal que les pese, cuando vean cómo todo Oriente Medio entra en una vorágine nuclear sin retorno, tengan que dar la razón a este estratega que demuestra que le importa más la Seguridad de su país y del mundo que el sillón de su despacho. Jugar con armas atómicas es inconsciente, peligroso y delirante, y es lo que acaba de sancionar el peor presidente que una superpotencia se puede permitir tener. Dos visiones - Oportunidad para la Paz o capitulación ante el terrorismo – que no son sólo cuestión de matiz. Cuando el repunte del antisemitismo está de nuevo en el nivel más alto desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y la amenaza existencial del Estado de Israel es más real que nunca, la única certeza para el único Estado judío del mundo es que los tiempos en los que los judíos eran el blanco impune de la ira mundial han terminado, y que hoy ningún alma judía permanecerá enterrada en una fosa anónima o se elevará al Cielo desde la chimenea de ningún crematorio.

viernes, 17 de abril de 2015

Los últimos Testigos.

“Yo acuso a todos los Jefes de Estado y de Gobierno de entonces, que sabiendo lo que ocurría, miraron a otro lado y no hicieron nada para mitigar o terminar con el sufrimiento del pueblo judío y de todos aquellos seres considerados inferiores o que pensaban diferente, y que tuvieron la desgracia de cruzarse en el camino de los criminales nazis y sus aliados”. Es la terrible sentencia, que con motivo de los Actos de Conmemoración de la Memoria de la Shoa, hacía a finales del mes de enero en Madrid Jorge Klainman, uno de los tres últimos supervivientes de habla hispana que todavía viven para contar aquel infierno en la tierra que significó Auschwitz para la conciencia de la Humanidad.

miércoles, 11 de marzo de 2015

La serenidad del duelo.


Un 11 de marzo, dos países, España e Israel, se despertaban de luto. España, aquel viernes de 2003, desayunaba con el shock de un atentado terrorista, el mayor de su historia, que se saldaba con la friolera cifra de 192 muertos y 1.858 heridos. Atentado terrorista de corte yihadista que dejó a la sociedad española profundamente sorprendida, fracturada desde el punto de vista político y en alerta temprana. Ocho años después Israel, acostumbrado no obstante al llanto, amanecía conmocionado por el brutal asesinato de una familia completa en Itamar a manos de un joven terrorista palestino. Ese mismo día, a primera hora de la tarde, en Japón, un terremoto de magnitud 9.0 seguido de un tsunami y un maremoto provocaba el colapso de la Central Nuclear de Fukushima, obligando a las autoridades a declarar el Estado de Emergencia Nacional ante la posibilidad de que se produjeran filtraciones y vertidos radiactivos. El torbellino mediático y político que provocó el recuerdo del atentado de Madrid y la catástrofe nuclear en Japón, no dejó espacio para abordar el sufrimiento de una niña israelí que acababa de perder a sus padres y a sus tres hermanos. 

Yo me hice eco de ese sufrimiento y escribí este artículo que publiqué en Infomedio y que abajo reproduzco. 

jueves, 5 de febrero de 2015

Le pido al Cielo.

Estoy sobrecogida por tanto horror. ¿Hasta cuándo el mundo va a seguir indiferente? El ISIS ha dado un paso más en la escalada de sufrimiento al que nos tiene ya acostumbrados quemando vivo a una pobre criatura de apenas veinte años. ¿Cómo podrán superar la espectacularidad de este asesinato?; ¿Qué harán para asustarnos más y jalear con más ruido a sus bestias?; ¿Qué destino, aun más cruel, le tendrán reservado a su próxima víctima?. No tengo esperanzas en que esta locura termine. No, porque el rigor de los castigos del ISIS contra el infiel no es patrimonio sólo de unas mentes perturbadas. Son los mismos castigos que aplica Arabia Saudí, Nigeria, Afganistán, Pakistán, o Irán contra los blasfemos, adúlteros, homosexuales, disidentes, ladrones, periodistas o inmorales. Es el mismo trato vejatorio hacia las niñas, las mujeres, las minorías étnicas o religiosas.. Es ese miedo a la libertad y a la disidencia. Es la prepotencia de una ideología que se cree superior y del fanatismo de una religión analfabeta de Ciencia y de decencia moral. Y es el totalitarismo de esa ideología lo que hay que combatir. Pero no lo haremos porque los que patrocinan esa ideología son aliados estratégicos de Occidente. Porque todavía disponen del control de los recursos petrolíferos necesarios para mantener nuestro Sistema de vida. Porque siempre habrá alguien que los considere útiles para sus juegos de poder. Porque mueven un jugoso tráfico ilegal de armas, personas, estupefacientes, objetos de arte, animales... de los que se benefician impolutos señores con traje y empresas multinacionales. Porque han envenenado las Instituciones Internacionales y las mentes de las pocas personas decentes que todavía tienen el coraje de enfrentarse. Porque están aquí, entre nosotros, diciéndote claramente que no tienen prisa. Porque al final, si no lo paramos, 1300 millones de personas pueden acabar imponiendo su visión del mundo sobre la totalidad del planeta. Y yo tengo claro que no estoy dispuesta a aceptarlo ni a permitir la oscuridad para mis hijos.

Ante tanta sinrazón, sólo me queda el consuelo de la Oración. Le pido al Cielo por el alma de Moaz al Kasasbeh, el piloto jordano capturado el pasado 24 de diciembre por ese brutal ejército llamado Estado Islámico que dice hablar en el nombre de un dios que sólo existe en su cruel y salvaje imaginación. 

"Padre Misericordioso, Oh, Señor Jesús, Dios Todopoderoso: escucha la súplica que te hace esta pequeña criatura en nombre de este Mundo desorientado, y por tu inmensa Misericordia, concede la Paz y el Eterno descanso, en el seno de tu infinito Amor, a todas las almas buenas arrebatadas cruelmente por esos bárbaros que dicen hablar en Tu Nombre. Que no les falte el calor y la Luz de Tu Presencia, y que sus familias y seres queridos encuentren consuelo para soportar el sufrimiento de su inexplicable ausencia". Descansen en Paz. AMEN.

lunes, 26 de enero de 2015

Sobrevivir en Tiempos Oscuros.

Cuando el 27 de enero de 1945 el Ejército ruso entra en el campo de exterminio de Auschwitz y libera a los pocos prisioneros que todavía quedan en él, el fino velo que hasta entonces había separado la decencia moral de la ética cartesiana europea, culta, racional y al final indiferente, se rompía definitivamente. Nada de lo que habían visto hasta ese momento podía compararse con el horror extremo al que tuvieron que acostumbrar sus ojos en un solo instante. El mismo instante que transcurrió entre la sensación de extrañeza que les invadió y la constatación de que estaban frente a seres humanos a pesar de su deplorable aspecto.
Por el contrario, sentimientos de profunda desesperación se apoderaron de los supervivientes cuando, al verse reflejados en los ojos de los soldados que los liberaban, comprendieron la magnitud de su soledad. Rechazados por todos y despojados de todo, de nuevo vagarían como fantasmas errantes bajo los cielos encapotados de Europa en busca de su identidad deshilachada y su auténtica Libertad. Los medios de comunicación asaltaban las conciencias del mundo civilizado con fotografías que desgarraban el alma. La iconografía del horror había dado también un salto cualitativo.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

La Cruzada palestina.

El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), siguiendo el ejemplo de Suecia, Francia, Irlanda y Gran Bretaña, ha presentado también, para su tramitación en el Congreso de los Diputados, una Proposición No de Ley en la que insta al gobierno de la nación a reconocer al Estado Palestino y contribuir así, en aplicación de los Acuerdos de Oslo, a una paz justa, duradera y global en la región. Los socialistas españoles, en consonancia con sus colegas europeos, creen que, si fuerzan a las partes para que inicien un diálogo fructífero, se resolverá de una vez para siempre la violencia en Oriente Medio. Los Grupos parlamentarios que han apoyado la moción socialista – toda la oposición y también el Grupo Popular, el Partido del Gobierno - están convencidos de que el Proceso de Paz iniciado en Madrid en octubre de 1991 está agotado, y culpan al Estado de Israel de generar un sentimiento de frustración que el desastre humanitario, de una magnitud sin precedentes, provocado por la ofensiva militar israelí contra la población de Gaza, el pasado verano, fue la gota que colmó la paciencia de una Comunidad Internacional indignada ante las continuas violaciones del Derecho Internacional por parte de Israel. A España, que ya ha dado pasos significativos en ese sentido desde 2011, como promotor e impulsor de la aceptación de Palestina como Estado miembro de la UNESCO y de la concesión del estatuto de Estado Observador en Naciones Unidas, se le pide que, aprovechando su condición de miembro no permanente del Consejo de Seguridad, se ponga a la cabeza de una locomotora que ya ha partido de la estación a ritmo moderado pero constante, y que avanza imparable y a velocidad frenética hacia la última estación, sin paradas intermedias.