A
falta de tensiones, conflictos, crisis, violaciones de derechos humanos y otros
asuntos que requieran la pormenorizada atención
de las Instituciones Internacionales, la Agenda diplomática parece estar recurrentemente condicionada por la necesidad de reconocer el Estado Palestino, en el convencimiento de que la
tensión que vive Oriente Medio pone en grave riesgo la Paz y la Seguridad mundiales, y de que la resolución del conflicto depende, a su vez, de reconocer
la identidad de un pueblo autóctono desplazado
de la tierra que hoy ocupa el Estado
de Israel.