Estoy sobrecogida por tanto horror. ¿Hasta cuándo el mundo va a seguir indiferente? El ISIS ha dado un paso más en la escalada de sufrimiento al que nos tiene ya acostumbrados quemando vivo a una pobre criatura de apenas veinte años. ¿Cómo podrán superar la espectacularidad de este asesinato?; ¿Qué harán para asustarnos más y jalear con más ruido a sus bestias?; ¿Qué destino, aun más cruel, le tendrán reservado a su próxima víctima?. No tengo esperanzas en que esta locura termine. No, porque el rigor de los castigos del ISIS contra el infiel no es patrimonio sólo de unas mentes perturbadas. Son los mismos castigos que aplica Arabia Saudí, Nigeria, Afganistán, Pakistán, o Irán contra los blasfemos, adúlteros, homosexuales, disidentes, ladrones, periodistas o inmorales. Es el mismo trato vejatorio hacia las niñas, las mujeres, las minorías étnicas o religiosas.. Es ese miedo a la libertad y a la disidencia. Es la prepotencia de una ideología que se cree superior y del fanatismo de una religión analfabeta de Ciencia y de decencia moral. Y es el totalitarismo de esa ideología lo que hay que combatir. Pero no lo haremos porque los que patrocinan esa ideología son aliados estratégicos de Occidente. Porque todavía disponen del control de los recursos petrolíferos necesarios para mantener nuestro Sistema de vida. Porque siempre habrá alguien que los considere útiles para sus juegos de poder. Porque mueven un jugoso tráfico ilegal de armas, personas, estupefacientes, objetos de arte, animales... de los que se benefician impolutos señores con traje y empresas multinacionales. Porque han envenenado las Instituciones Internacionales y las mentes de las pocas personas decentes que todavía tienen el coraje de enfrentarse. Porque están aquí, entre nosotros, diciéndote claramente que no tienen prisa. Porque al final, si no lo paramos, 1300 millones de personas pueden acabar imponiendo su visión del mundo sobre la totalidad del planeta. Y yo tengo claro que no estoy dispuesta a aceptarlo ni a permitir la oscuridad para mis hijos.
Ante tanta sinrazón, sólo me queda el consuelo de la Oración. Le pido al Cielo por el alma de Moaz al Kasasbeh, el piloto jordano capturado el pasado 24 de diciembre por ese brutal ejército llamado Estado Islámico que dice hablar en el nombre de un dios que sólo existe en su cruel y salvaje imaginación.
"Padre Misericordioso, Oh, Señor Jesús, Dios Todopoderoso: escucha la súplica que te hace esta pequeña criatura en nombre de este Mundo desorientado, y por tu inmensa Misericordia, concede la Paz y el Eterno descanso, en el seno de tu infinito Amor, a todas las almas buenas arrebatadas cruelmente por esos bárbaros que dicen hablar en Tu Nombre. Que no les falte el calor y la Luz de Tu Presencia, y que sus familias y seres queridos encuentren consuelo para soportar el sufrimiento de su inexplicable ausencia". Descansen en Paz. AMEN.