Era un Viernes de Dolor, una fecha
significativa en nuestro calendario, y como hoy, también viernes, un día de
dolor más en el obituario israelí. El cielo amaneció soleado, y en el ambiente
se respiraba una brisa fresca de primavera que invitaba al recogimiento del
cuerpo y del alma. Recuerdo el intenso olor a comida que salía de las ventanas
abiertas de los dormitorios de una comunidad multicultural ajena a los
desvaríos de la real politik característica de sus países de
origen. Desde la terraza de mi Mehonot, la residencia de
estudiantes de la Universidad de Tel Aviv, podía ver a un grupo de jóvenes, que
todavía permanecían en las instalaciones, arrastrando sus maletas y mochilas.
Una imagen familiar y cercana, la misma que vemos a diario en cualquier campus
universitario del mundo. Abrazos, risas, apretones de manos, intercambio de
números de teléfono. Entraba el sabath y comenzaban las
vacaciones por Pesaj, la
Pascua judía que se celebra el 15 de Nisan,
el primer mes de su calendario lunar. Era la primavera de 1999 y
el Seder de ese año coincidía con el comienzo de la
Semana Santa cristiana. Normalidad dentro de la anormalidad. Porque a lo largo
de toda la semana se habían intensificado los ataques de mortero contra las
poblaciones del norte de Israel procedentes de la frontera sur del Líbano. Y
también las emboscadas contra unidades militares. Amal y Hizbollah eran
por entonces consideradas milicias según la Comunidad
Internacional, tan lenta en reflejos como parcial en sus condenas. El precio
que Israel pagaba para mantener a su población segura mediante el control de la
franja sur de Líbano a lo largo del río Litani era muy alto. Veinte años
después de la llamada Operación Litani, la sangría
entre sus fuerzas armadas era ya insoportable.
sábado, 15 de diciembre de 2018
jueves, 6 de diciembre de 2018
La Paz de los Cuervos.
Seguimos buscando con
fervor a los chicos, decía con esperanza contenida el entonces
portavoz de las IDF para la Comunidad hispanohablante, Capitán Roni Kaplan,
horas antes de que se encontraran en un descampado de Hebrón los cuerpos sin
vida de los tres adolescentes israelíes secuestrados por el grupo terrorista
Hamas el 12 de junio del verano de 2014. Eyal, Gilad y Naftali, de 16 y 19
años, no volverían jamás a sus hogares porque la ideología asesina que mezcla un
proyecto político totalitario y un mesianismo religioso excluyente había
decidido que eran enemigos y, por tanto, que no merecían vivir. Terminaban dos semanas
de búsqueda infernal por toda Cisjordania en medio de un calor asfixiante, en
el que se descubrieron cuevas y túneles cavados expresamente para almacenar
arsenal militar y acceder a poblaciones israelíes con objeto de asesinar
civiles, al tiempo que comenzaba una escalada simultánea intermitente de
agresiones y lanzamiento de misiles desde Gaza a territorio israelí que culminaría
con el estallido de una operación militar israelí defensiva conocida con el
nombre de Operación Cúpula de Hierro.
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lunes, 25 de junio de 2018
Acuerdo nuclear con Irán: riesgo u oportunidad para repensar Oriente Medio.
Golpe
al multilateralismo, torpeza, riesgo contra la Seguridad Internacional,
peligroso regreso al unilateralismo, grave error… o, por el contrario, decisión
valiente, según se mida la percepción del riesgo y la amenaza. La lista de
desencuentros entre Estados Unidos y sus aliados, fundamentalmente Europa,
desde la llegada de Donald Trump al poder, ha entrado en una nueva fase de
desgaste que pone en evidencia el dilema político y económico de una UE que
carece de autonomía y de capacidad estratégica para imponer unas reglas de
juego irrelevantes fuera de nuestra área de confort.
jueves, 1 de diciembre de 2016
La Cuarta dimensión
En
la fría mañana del 17 de enero de 1986, cuatro días después de que nuestro país
ingresara oficialmente en las Instituciones Europeas, las delegaciones de
España e Israel firmaban, en la clandestinidad de una habitación del Hotel
Pomerade de La Haya, el establecimiento de relaciones diplomáticas,
normalizando a escondidas la realidad internacional a la que España se asomaba.
Un acontecimiento natural en la política diaria de las naciones, el de reconocerse
mutuamente y establecer vínculos políticos, económicos y culturales, pasaba
desapercibido entre el silencio y la casi oscuridad que las cortinas de la
habitación, testigo furtivo de la rubrica por poderes de los ausentes Felipe
González y Simón Peres, trataron de ocultar a la prensa y las cámaras de
televisión.
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jueves, 17 de noviembre de 2016
El virus mutante
A mitad de camino entre Amberes y Bruselas, en el corazón de la región de Flandes, en pleno centro del país, se encuentra la ciudad de Mechelen (Malinas). En este asentamiento humano, arteria de comunicación estratégica cuyos orígenes se remontan al 500 A.E.C., apenas vivían 60.000 personas durante la Segunda Guerra Mundial. Precisamente por su buena conexión fluvial y ferroviaria con el resto de Europa Central y Oriental, los nazis no encontraron un lugar mejor para centralizar la deportación de judíos belgas a los campos de exterminio situados en el Este, lejos de la mirada indiscreta de la prensa y la anestesiada opinión pública europea: los antiguos cuarteles militares del casco histórico de la Ciudad Vieja.
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lunes, 27 de julio de 2015
La gran ovación de la vergüenza.
Poder nuclear, retirada de sanciones, levantamiento del embargo de armas, visto bueno al Programa balístico y de misiles, ningún control ni inspección sin previo consentimiento y una inyección de 140.000 millones de dólares a cambio de una mera declaración de intenciones para acabar con la guerra en Siria. Hay que ser masoquista o muy ingenuo para creer que aquel que brama despavorido por las calles de todo el mundo inofensivas consignas de “muerte a América” y quema tus banderas en un ejercicio de odio colectivo y rabia desatada contra Occidente en general, e Israel en particular, y que dedica pingües esfuerzos en financiar y exportar el terrorismo internacional, se vaya a conformar ahora con menos. Tras más de una década de negociaciones y de jugar al escondite con la legalidad internacional, el régimen teocrático de Irán ha sido gratamente recompensado. Para rematar la faena, lo único que le falta, en esta gran ovación de la vergüenza, es que el próximo noviembre el Comité noruego conceda el Nobel de la Paz al ministro de Exteriores Mohammad Javad Zarif, al presidente Hassan Rouhani o al propio Jatamí. Ya puestos a excentricidades múltiples, en este mundo que ya prácticamente no sorprende a casi nadie, que se lo den a los tres. No hay razón para no hacerlo: personajes de la talla de Ralph Bunche, los artífices del Pacto Briand-Kellogg, Henry A. Kissinger o el propio Yasser Arafat, cuyas manos no precisamente estaban rojas por trabajar la tierra, han ostentado el honor de estar entre esta élite que contribuye a la fraternidad entre las naciones, trabaja activamente por la reducción o supresión de ejércitos, o promueve la paz y los derechos humanos. El mismo Obama, tras recibirlo en 2009, se ha dedicado a hacerse el sueco, quizá porque es el único Premio de la saga de los Nobel que se entrega en Oslo y no en Estocolmo.
“La destrucción de Israel es una prioridad para el mundo musulmán”, ha declarado el propio líder espiritual de los iraníes, el ayatola Alí Jatamí apenas dos días antes de la firma del Acuerdo en Viena, curiosamente en el mismo hotel situado en la Plaza que lleva el nombre del fundador del sionismo - Theodor Herlz – y en el que Hitler se alojó tras anexionarse Austria en 1938. Ese mundo más esperanzador que se vislumbra, en palabras del Presidente norteamericano Barak Obama, es el mismo que probablemente anhelaba también el premier británico Chamberlain y sus colegas liberales cuando cedieron al chantaje de un Hitler que no escondía sus planes expansionistas y genocidas. Como tampoco lo ocultan los herederos del mesiánico Jomeini que hoy se divierten simulando matar judíos y destruir el único Estado democrático de la región a través de sofisticados videojuegos accesibles desde cualquier teléfono móvil. Eficaz propaganda de entrenamiento virtual y anestesia de voluntades mientras los Comandos especiales de Al Quds, las fuerzas de élite de la Guardia Revolucionaria Islámica, a las órdenes del santón de turno, extienden su idea distorsionada de la revolución y el martirio mediante el terror por los cinco continentes, operan desde bases consolidadas en más de 30 países, y son el principal elemento desestabilizador en América Latina y Oriente Medio. El ingenio antisemita de estos iluminados es un vicio, como antaño lo fue para esas bestias nazis, a las que los poderes occidentales también apaciguaron mientras creyeron que no interferirían en sus asuntos geoestratégicos, puesto que ayer, como hoy, la caza del judío no era asunto que preocupara mucho en las Cancillerías del mundo entero. La similitud entre aquellos acontecimientos ocurridos hace 77 años y las consecuencias que se pueden derivar en la actualidad y en un futuro no tan lejano de este Acuerdo, firmado el 14 de julio de 2015 entre Estados Unidos e Irán con la connivencia del resto de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas más Alemania haciendo de consejeros del diablo, no es sólo la casualidad que nos muestran los archivos fotográficos de unos personajes de antaño y de ahora retratados en el mismo lugar y con las mismas poses, sino la del mismo error histórico que la política de apaciguamiento acaba de volver a cometer.
Factores económicos y diferencias en la percepción de las amenazas explican en parte la prisa por cerrar un capítulo incómodo para una Comunidad Internacional colapsada económicamente, que padece un serio déficit energético, con ganas de devolver a la superficie el contenido de unas relaciones que nunca se cortaron a pesar de las sanciones, y que, además de proporcionar cuantiosos beneficios a la industria de materiales y bienes de equipo de doble uso, es un factor de distorsión en sus relaciones con una comunidad musulmana – de origen o por conversión- fuertemente ideologizada, furibundamente anti-israelí, sesgada internamente, con dificultades para integrarse y acatar las normas de convivencia de las sociedades occidentales de acogida, cada vez más radicalizada y que no esconde su propia agenda de cambio de rumbo para Europa y el mundo. Imprudentemente apoyados por una sociedad civil que lleva al limite del paroxismo esa mentalidad progresista de autismo, tolerancia y comprensión hacia regímenes y credos totalitarios y violadores de los más elementales derechos humanos mientras reniega de sus raíces judeo-cristianas, la tragedia para el mundo libre es que los lobbies árabe e iraní se han instalado en las Administraciones de las Organizaciones Internacionales, de Estados Unidos, de América Latina y de Europa entera como un caballo de Troya en forma de asesores, empresarios, académicos, clérigos, formadores de opinión pública o incluso gestores de la cosa pública. Todo ello revestido de un tufo pro-palestino que esconde, en realidad, odio y prejuicio anti-judío. La existencia misma de la entidad sionista y su colapso es la razón de ser de cualquier régimen islámico, ya sea éste de la cuerda moderada pro-occidental, o radical y extremista. Occidente, que aún no ha digerido la idea de que los judíos sean responsables de su propia Seguridad y destino, ha optado por cambiar el equilibrio entre el progreso y la tradición que representa Israel y su propio legado histórico-cultural por un medievalismo psicópata idealizado por una visión hollywoodiense de paisajes, turbantes y jaimas.
Los israelíes siempre han dicho que un mal Acuerdo es peligroso, y aunque la sintonía con el primer ministro Benjamín Netanyahu no es precisamente excelente, puede que, al final, los líderes de Occidente, mal que les pese, cuando vean cómo todo Oriente Medio entra en una vorágine nuclear sin retorno, tengan que dar la razón a este estratega que demuestra que le importa más la Seguridad de su país y del mundo que el sillón de su despacho. Jugar con armas atómicas es inconsciente, peligroso y delirante, y es lo que acaba de sancionar el peor presidente que una superpotencia se puede permitir tener. Dos visiones - Oportunidad para la Paz o capitulación ante el terrorismo – que no son sólo cuestión de matiz. Cuando el repunte del antisemitismo está de nuevo en el nivel más alto desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y la amenaza existencial del Estado de Israel es más real que nunca, la única certeza para el único Estado judío del mundo es que los tiempos en los que los judíos eran el blanco impune de la ira mundial han terminado, y que hoy ningún alma judía permanecerá enterrada en una fosa anónima o se elevará al Cielo desde la chimenea de ningún crematorio.
viernes, 17 de abril de 2015
Los últimos Testigos.
“Yo
acuso a todos los Jefes de Estado y de Gobierno de entonces, que sabiendo lo
que ocurría, miraron a otro lado y no hicieron nada para mitigar o terminar con
el sufrimiento del pueblo judío y de todos aquellos seres considerados inferiores
o que pensaban diferente, y que tuvieron la desgracia de cruzarse en el camino
de los criminales nazis y sus aliados”. Es la terrible sentencia, que con
motivo de los Actos de Conmemoración de la Memoria de la Shoa, hacía a finales
del mes de enero en Madrid Jorge Klainman, uno de los tres últimos
supervivientes de habla hispana que todavía viven para contar aquel infierno en
la tierra que significó Auschwitz para la conciencia de la Humanidad.
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